domingo, 16 de mayo de 2010

SOCIALIZACIÓN

II. La sociedad como realidad objetiva




1. INSTITUCIONALIZACión

a) Organismo y actividad.

El hombre ocupa una posición peculiar dentro del reino
animal'. A diferencia de los demás mamíferos superiores, no
posee ambiente específico de su especie 2 firmemente estructurado
por la organización de sus propios instintos. No existe un mundo
del hombre en el mismo sentido en que es posible hablar de un
mundo de los perros o de los caballos. A pesar de contar con una
zona de aprendizaje y acumulación individual, cada perro o cada
caballo tienen una relación en general fija con sus ambientes,
relación que comparten con todos los restantes miembros de sus
especies respectivas; de ello se infiere, evidentemente, que los
perros y los caballos, comparados con el hombre, están.....

y Con respecto a obras biológicas recientes relativas a la
posición peculiar del hombre en el reino animal cf. Jakob von
Uexküll, Bedeutungslehre (Hamburgo, Rowohlt, 1958) ; F. J. J.
Buytendijk, Mensch und Tier (Hamburgo, Rowohlt, 1958) ; Adolf
Portmann, Zoologie und das neue Bild vom Menschen (Hamburgo,
Rowo.hlt, 1956). Las evaluaciones más importantes de estas
perspectivas biológicas en términos de una antropología
filosófica son las de Helmuth Plessner (Die Stufen d-,s
Organischen und der Menich, 1928 y 1965) y Arnold GeFilen (Der
Mensch, seine Natur und seine Stgllung in der Welt, 1940 y 1950).
Gehlen desarrolló aún más estas perspectivas en términos de una
teoría sociológica de las instituciones (especialmente en su
Urmensch und Spütkultur, 1956). Para una introducción a esta
última, cf. Peter L. Berger y Hansfried Kellner, "Arnold Gehlen
and the Theory of Institutions", en Social Research, 32: 1, 110 y
sigs., 1965.
2 La expresión "ambiente específico de su especie" está
tomada de von Uexküll.

66..

mucho más restringidos a una distribución geográfica específica.
La especificidad del ambiente de estos animales, sin embargo,
importa mucho más que una delimitación geográfica: atañe al
carácter biológicamente fijo de su relación con el ambiente, aun
cuando se introduzca la variación geográfica. En este sentido,
todos los animales no humanos, como especies y como individuos,
viven en mundos cerrados cuyas estructuras están predeterminadas
por el capital bioló'




,gico de las diversas especies animales.
Por contraste, las relaciones del hombre con su ambiente se
caracterizan por su apertura al mundo 3. El hombre no sólo ha
logrado establecerse sobre la mayor parte de la superficie
terrestre, sino que su relación con su mundo circundante está por
doquiera estructurado muv imperfectamente por su propia
constitución biológica.' Esto último permite ciertamente que el
hombre se dedique a diferentes actividades. Pero el hecho de que
haya seguido viviendo una existencia nómade en un lugar y se haya
dedicado a la agricultura en otro no puede explicarse en términos
de procesos biológicos. Esto no significa, por supuesto, que no
existan limitaciones determinadas biológicamente para las
relaciones del hombre con su ambiente; el equipo sensorial y
motor específico de su especie impone limitaciones obvias a la
gama de sus posibilidades. La peculiaridad de la constitución
biológica del hombre radica más bien en los componentes de sus
instintos.
La organización de los instintos del hombre puede
calificarse de subdesarrollada, si se la compara con la de los
demás mamíferos superiores. Por supuesto que el hombre tiene
impulsos; pero ellos son sumamente inespecíficos y carentes de
dirección. Esto significa que el organismo humano es capaz de
aplicar el equipo de que está dotado por su constitución interna
a un campo de actividades muy amplio y que además varía y se
diversifica constantemente. Dicha peculiaridad del organismo
humano se basa en su desarrollo ontogenético 4 . En realidad, si
se examina la cuestión en términos del desarrollo orgánico, cabe
afirmar que.....

3 Las ¡aplicaciones antropológicas de la expresión "apertura
al mundo" fueron desarrolladas por Plessner y Gehlen.
4 La peculiaridad del organismo humano por su fundamento
ontogenético se aprecia particularmente en las investigaciones de
Portmann.

67..
el período fetal del ser humano se extiende más o menos hasta el
primer afío de vidas. Ciertos desarrollos importantes del
organismo, que en el caso del animal se completan dentro del
cuerpo de la madre, en la criatura humana se producen después de
separarse del seno materno. Cuando eso sucede, empero, ya la
criatura humana no solo se halla en el mundo exterior sino
también interrelacionada con él de diversas maneras complejas.
De ese modo el organismo humano aún se sigue desarrollando
biológicamente cuando ya ha entablado relación con su ambiente.
En otras palabras, el proceso por el cual se llega a ser hombre
se produce en una interrelación con un ambiente. Este enunciado
cobra significación si se piensa que dicho ambiente es tanto
natural como humano. o sea, que el ser humano en proceso de
desarrollo se interrelaciona no solo con un ambiente natural
determinado, sino también con ur), orden cultural y social
específico mediatizado para él For los otros significantes a cuyo
cargo
se halla 6 No solo la supervivencia de la
criatura humana
depende de ciertos ordenamientos sociales:
también la dirección del clesarrollo de su organismo está
socialmente determinada. Desde su nacimiento el desarrollo
de éste, y en
realidad gran parte de su ser en cuanto tal,
está sujeto a
una continua interferencia socialmente determinada.
Pese a las notorias limitaciones fisiológicas que circunscri
'ben la gama de maneras posibles y diferentes de llegar a ser
hombre dentro de esta doble interrelación ambiental, el organismo
humano manifiesta una enorme plasticidad en su reacción ante las
fuerzas ambientales que operan sobre él, lo que se advierte
particularmente al observar la flexibilidad de la constitución
biológica del hombre cuando.....

5 La sugerencia de que el período fetal se extiende para el
hombre hasta el primer aiío de vida fue hecha por Portmann, que
denominó "extrauterine Frühjahr" a ese primer aiío.
6 Los términos "otros significantes" se han tomado de Mead.
Para la teoría de Mcad sobre la ontogénesis del yo, cf. su Mind,
Self and Society (Chicago, University of Chicago Press, 1934):
Espíritu, persona y sociedad (Buenos Aires, Paidós). Un
compendio útil de los escritos de Mead es el de Anselm Strauss
(comp.), George Herbert Mead on Social Psychology (Chicago,
University of Chicago Press, 1964). Para un sugerente estudio
complementario, cf. Maurice Natanson, The Social Dynamics of
George H. Mead (Washington, Public Affairs Press, 1956).

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está sometida a una variedad de determinaciones socioculturales.
Afirmar que las maneras de ser y de llegar a ser hombre son tan
numerosas como las culturas del hombre, es un lugar común en la
etnología. La humanidad es variable desd e el punto de vista
socio-ctiltural. En otras palabras, no hay naturaleza humana en
el sentido de un substrato establecido biológicamente que
determine la variabilidad de las formaciones socio-culturales.
Solo hay naturaleza humana en el sentido de ciertas constantes
antropolócicas (por ejemplo, la apertura al mundo y la
plasticidad de la estructura de los instintos) que delimitan y
permiten sus formaciones socio-culturales. Pero la forma
específica dentro de la cual se moldea esta humanidad está deter
minada por dichas formaciones socio-culturales y tiene relación
con sus numerosas variaciones. Si bien es posible afirmar que el
hombre posee una naturaleza, es más significativo decir qlie el
hombre construye su propia naturaleza o, más sencillamente. que
el hombre se produce a sí mismo
La plasticidad del organismo humano Ny su susceptibilidad
frente a la interferencia socialmente determinada se
ejenplifican mejor por medio de la evidencia etnológica
referente

1
a la sexualidad 8. Aun cuando el hombre posee impulsos sexuales
comparables a los de los demás mamíferos superiores, la
sexualidad humana se caracteriza por su alto grado de
elasticidad. que no solo es relativamente independiente de.....
7 Existe una dicotomía fundamental entre la concepción del
hombre como ser autoproducido y la de una "naturaleza humana".
Esto constituye una diferencia antropológica decisiva entre Nlarx
y cualquier perspectiva propiamente sociológica por una partc (en
especial la que se basa en la psicología social de Mead), y Freud
y la mayor parte de las perspectivas psicológicas no freudianas
por la otra. Es de suma importancia clarificar esta diferencia
si ha de existir actualmente algún diálogo significativo entre
los campos de la sociología y de la psicología. Dentro de la
teoría sociológica misma es posible distinguir distintas
posiciones según su proximidad a los polos "sociológico" y
"psicológico". Vilfredo Pareto es quien expresa probablemente el
enfoque más elaborado del polo "psicológico" dentro de la
sociología misma. Digamos de paso que la aceptación o el rechazo
del presupuesto de la "naturaleza humana" tiene también
interesantes ¡aplicaciones, en términos de ideologías políticas,
pero éste es un punto que no podemos desarrollar aquí.
8 En conexión con este punto pueden citarse las obras de
Bronislaw Malinowski, Ruth Benedict, Margaret Mead, Clyde
Kluckhohn y George Murdock.


69..
los ritmos temporales, sino que se adapta tanto a los objetos
hacia los que puede dirigirse como a sus modalidades de
expresión. La evidencia etnológica demuestra que, en cuestiones
sexuales, el hombre es capaz de casi todo. Aunque, la
imaginación sexual del individuo se estimtile hasta un extremo de
lujuria febríl es improbable qiie llegue a evocar una imagen que
no corresponda a lo que, en alguna otra cultura es norma
establecida o, por lo menos, una contingencia admisible. Si la
palabra normalidad ha de referirse a lo que es fundamental desde
el punto de vista antropológico, o universal desde el ptinto de
vista cultural, ni esta palabra ni su antónimo pueden aplicarse
significativamente a las formas variables de sexualidad humana.
Al mismo tiempo, claro está, la sexualidad humana está diri-gida
y a veces estructurada rígidamente en en cada cultura


particular. Toda cultura tiene una configuración sexual
distintiva, con sus propias pautas especializadas de
comportamiento sexual y sus propios supuestos "antropológicos" en
el campo sexual. La relatividad empírica de estas
configuraciones, su enorme variedad y rica inventiva, indican que
son producto de las propias formaciones socio-culturales del
hombre más que de una naturaleza humana establecida
biológicamente
El perí,-') en que el organismo humano se desarrolla hacia
su plenitud en interrel'ación con su ambiente, es también aquel
en que se forma el yo humano. La formación del yo debe, pues,
entenderse en relación con el permanente desarrollo del organismo
y con el proceso social en el que los otros significativos me
median entre el ambiente natural y el humano. Los presupuestos
genéticos del yo se dan, claro está, al nacer, pero no sucede
otro tanto con el yo tal cual se experimenta más tarde como
identidad reconocible subjetiva y objetivamente. Los mismos
procesos sociales que determinan la plenitud del organismo
producen el Yo en su forma particular Y culturalmente relativa.
El carácter del y ocomo producto social no se limita a la
configuración

11
particular que el individuo identifica como él mismo (por.....
9 El punto de vista que aquí se presenta sobre la
plasticidad sexual del hombre tiene afinidad con la concepción de
Freud acerca del carácter originalmente informe de la libido.
10 Este punto se halla explicado en la teoría de Me-ad sobre la
génesis social del yo.

70..

ejemplo, como "hombre" de la manera particular con que e ' sta
¡clentidad se define y se forma en la cultura en cuestión), sino
al amplio equipo psicológico que sirve de apéndice a la
configuración particular ,por ejemplo, emociones, actitudes y aun
reacciones somáticas, varoniles). Por lo tanto, se da por
sobreentenclido que el organismo y más aún el yo, no pueden
entenclerse adecuadamente si se los separa del contexto social
particular en que se formaron.
El desarrollo común del organismo y el yo humanos en un
ambiente socialmente determinado se relaciona con la vinculación
peculiarmente humana entre el organismo y el yo. Esta vinculación
es excéntrica ". Por una parte, el hombre es un cuerpo, lo mismo
que puede decirse de cualquier otro organismo animal; por otra
parte, tiene un cuerpo, o sea, se experimenta a sí mismo como
entidad que no es idéntica a su cuerpo, sino que, por el
contrario, tiene un cuerpo a su disposición. En otras palabras,
la experiencia que el hombre tiene de sí mismo oscila siempre
entre ser y tener un cuerpo, equilibrio que debe recuperarse una
y otra vez. Dicha excentricidad de la experiencia que tiene el
hombre de su propio cuerpo provoca ciertas consecuencias para el
análisis de la actividad humana como comportamiento en el
ambiente material y como externalización de significados
subjetivos. La apreciación acertada de todo fenómeno humano
tendrá que tomar en consideración estos dos aspectos, por razones
que se basan en hechos antropológicos fundamentales.
De lo dicho surge claramente que el enunciado de que el
hombre se produce a sí mismo no implica de manera alguna una
suerte de visión prometeica del individuo solitario 12. La
auto-producción del hombre es siempre, y por....

11 El término "excentricidad" se ha tomado de Plessner.
Perspectivas similares pueden hallarse en la obra posterior de
ScheIer sobre antropología filosófica. Cf. Max Scheler, Die
Stellung des Menschen ¡m Kosmos (Munich, Nymphenburger
Verlagshandlung, 1947) ; El puesto del hombre en el cosmos
(Buenos Aires, Losada).
12 El carácter social de la auto-producción del hombre fue
formulado más agudamente por Marx en su crítica de Stirner en The
German Ideology (La ideología alemana; varias ediciones). El
desarrollo de jean-Paul Sartre, desde su existencialismo primero
a sus modificaciones marxistas posteriores, o sea, desde El ser y
la nada hasta Crítica de la razón dialéctica, es el ejemplo más
notable del logro de esta intuición sociológicamente crucial
dentro de la

71..
necesidad, una empresa social. Los hombres producen juntos un
ambiente social con la totalidad de sus formaciones
socio-culturales y psicológicas. Ninguna de estas formaciones
debe considerarse como un producto de la constitución biológica
del hombre, la que, como ya se dijo, proporciona solo los límites
exteriores para la actividad productiva humana. Así como es
imposible que el hombre se desarrolle como tal en el aislamiento,
también es imposible que el hombre aislado produzca un ambiente
humano. El ser humano solitario es ser a nivel animal (lo cual
comparte, por supuesto, con otros animales). Tan pronto como se
observan fenómenos específicamente humanos, se entra en el
dominio de lo social. La humanidad específica del hombre y su
socialidad están entrelazadas íntimamente. El homo sapiens es
siempre, y en la misma medida, homo SoCiUS 13.
El organismo humano carece de los medios biológicos
necesarios para proporcionar estabilidad al comportamiento
humano. Si la existencia humana volviera a quedar librada a los
solos recursos de su organismo, sería una existencia en una
especie de caos, empíricamente inaccesible aunque concebible en
teoría. La existencia humana se desarrolla empíricamente en un
contexto de orden, dirección y estabilidad. Cabe, pues,
preguntarse: ¿de dónde deriva la estabilidad del orden humano que
existe empíricamente? La respuesta puede darse en dos planos. En
primer término, podemos señalar el hecho evidente de que todo
desarrollo individual del organismo está precedido por un orden
social dado; o sea, que la apertura al mundo, en tanto es
intrínseca a la construcción biológica del hombre, está
siempre precedida por el orden social. En segundo término,
podemos decir que la apertura al mundo, intrínseca biológicamente
a la existencia humana, es siempre transformada -y es fuerza que
así sea- por'el orden social en una relativa clausura al mundo.
Aun cuando esta nueva clausura nunca pueda....

antropología filosófica contemporánea. El propio interés de
Sartre por las "mediaciones" entre los procesos
histórico-sociales macros cópicos y la biografía individual
ganaría mucho, una vez más, con una consideración de la
psicología social de Mead.
13 La íntima conexión entre la humanidad del hombre y su
socialidad fue formulada más agudamente por Durkheim,
especialmente en la sección última de Formes élémentaires de la
vie religieuse (Las formas elementales de la vida religiosa,
Buenos Aires, Schapire, 1968).

72..

acercarse a la de la existencia animal, aunque más no fuese por
su carácter de producto humano y por ende "artificial". puede no
obstante proporcionar casi siempre dirección y estabilidad a la
mayor parte del comportamiento humano. Por consiguiente, cabe
formular la pregunta en otro plano. Podemos preguntarnos de qué
manera surge el propio orden social.

La respuesta más general a esta pregunta es que el orden
social es un producto humano, o, más exactamente, una producción
humana constante, realizada por el hombre en el curso de su
continua externalización. El orden social no se da
b@ológicamente ni deriva de datos biológicos en sus
manifestaciones empíricas. Huel-a aore-ar que el orden social
tampoco se da en el ambiente natural, aunque al-unos de sus
rasgos particulares puedan ser factores para determinar ciertos
rasgos de un orden social (por ejemplo, sus ordenamientos
económicos o tecnológicos). -El orden social no forma parte de la
"naturaleza de las cosas" y no puede derivar de las "leyes de la
naturaleza" 14 . Existe solamente como producto de la
actividad humana. No se le puede atribuir ningún otro status
ontológico sin confundir irrei ediqblc@meiite sus
manifestaciones empíricas. Tanto por su génesis (el orden social
es resultado de la actividad humana pasada), como por su
existencia en cualquier momento del tiempo (el orden social solo
existe en tanto que la actividad humana siga produciéndolo), es
un producto humano.
Si bien los productos sociales de la externalización humana
tienen un carácter sui generis en oposición al contexto de su
organismo y de su ambiente, importa destacar que la
externalización en cuanto tal constituye una necesidad
antropoló-ica 15. El ser humano no se concibe dentro de una
esfera cerrada de interioridad estática; continuamente tiene que
externalizarse en actividad. Esta necesidad....
14 Al insistir en que el orden social no se basa sobre ninguna
"ley de la naturaleza", no estamos tomando posición ipso facto en
Cuanto a una concepción metafísica de la "ley natural". Nuestra
aserción se limita a los hechos de la naturaleza que son
accesibles empíricamente.

15 Durkheim fue el que más insistió sobre el carácter su¡
generas del orden social, especialmente en su R@gles de la
méthode socio logique (Las regias del método sociológico, Buenos
Aires, Schapire). La necesidad antropológica de la
externalización fue desarrollada por Hegcl y llarx.

73..
antropológica se funda en el equipo biológico del hombre. La
inestabilidad inherente al organismo humano exige como imperativo
que el hombre mismo proporcione un contorno estable a su
comportamiento; él mismo debe especializar y dirigir sus
impulsos. Estos hechos biológicos sirven como presupuesto
necesario para la producción del orden social. En otras
palabras, aunque ningún orden social existente pueda derivar de
datos biológicos, la necesidad del orden social en cuanto tal
surge del equipo biológico del hombre.
A fin de comprender las causas de la aparición,
subsistencia y transmisión de un orden social -causas que no sean
las planteadas por las constantes biológicas-, debemos emprender
un análisis que dará por resultado una teoría de la
institucionalización.

b) Orígenes de la institucionalización.

Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo
acto que se repite con frecuencia, crea una pauta que luego puede
reproducirse con economía de esfuerzos y que ipso facto es
aprehendida como pauta por el que la ejecuta. Además, la
habituación implica que la acción de que se trata puede volver a
ejecutarse en el futuro de la misma manera y con idéntica
economía de esfuerzos. Esto es válido tanto para la actividad
social como para la que no lo es. Hasta el individuo solitario
en la proverbial isla desierta introduce hábitos en su actividad.
Cuando se despierta por la mañana y reanuda sus intentos de
construir una canoa con ramas, tal vez murmure para sí:
"Empecemos de nuevo", mientras inicia el primer paso de un
procedimiento operativo que consta, por ejemplo, de diez pasos.
En otras palabras, aun el hombre solitario tiene por lo menos la
compañía de sus procedimientos operativos.
Las acciones habitualizadas retienen, por supuesto, su
carácter significativo para el individuo, aunque los significados
que entrañan llegan a incrustarse como rutinas en su depósito
general de conocimiento que da por establecido y que tiene a su
alcance para sus proyectos futuros 17..... 16 El fundamento
biológico de la externalización y su relación con la aparición de
las instituciones fue desarrollado por Gehlen. 17 La expresión
"depósito de conocimiento" se ha tomado de Schut2.
74..
la
habituación comporta la gran ventaja psicológica de restringir
las
opciones. Si bien en teoría pueden existir tal vez unas cien
maneras de emprender la construcción de una canoa con ramas, la
habituación las restringe a una sola, lo que libera al individuo
de la carga de "todas esas decisiones", proporcionando un alivio
psicológico basado en la estructura de los instintos no dirigidos
del hombre. La habituación provee el rumbo y la especialización
de la actividad que faltan en el eqtilpó biológico del hombre,
aliviando de esa manera la acumulación d@e tensiones resultante
de los impulsos no dirigidos 11 y al proporcionar un trasfondo
estable en el que la actividad humana pueda desenvolverse con un
margen mínimo de decisiones las más de las veces, libera energía
para aquellas decisiones que puedan requerirse en ciertas
circunstancias. En otras palabras, el trasfondo de la actividad
habitualizada abre un primer plano a la deliberación y la
innovación 19.

De acuerdo con los significados otorgados por el hombre

a su actividad, la habituación torna innecesario volver a definir
cada situación de nuevo, paso por paso 20. Bajo sus
Predefiniciones puede -agruparse una gran variedad de
situaciones y así se puede anticipar la actividad que habrá de
realizarse en cada una de ellas. Hasta es factible aplicar a las
alternativas del comportamiento un patrón de medida.
Estos procesos de habituación anteceden a toda
institucionalización, y en realidad hasta pueden aplicarse a un
hipotético individuo solitario, separado de cualquier
interacción social. Por el momento, no nos concierne el hecho de
que aun ese individuo solitario, suponiendo que haya sido formado
como un yo (como sería el caso del que construye la canoa con
ramas) habitúa su acción de acuerdo con la experiencia
biográfica de un mundo de instituciones sociales anterior a su
soledad. Empíricamente, la parte más importante de la
habituación de la actividad humana se desarrolla en la misma
medida que su institucionalización. La cuestión es, por tanto,
saber cómo surgen las instituciones.....

18 Gehlen se refiere a este punto en sus conceptos de
Triebüberschuss y Entlastung.
19 Gehlen se refiere a este punto en su concepto de
Hint-,r-grundserfüllung.
20 El concepto de la definición de la situación fue
elaborado por W. I. Thomas y desarrollado a través de su obra
sociológica.

75..
La institucionalización aparece cada vez que se da una
tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de
actores. Dicho en otra forma, toda tipificación de esa clase es
una institución 21 . Lo que hay que destacar es la reciprocidad
de las tipificaciones institucionales y la tipicalidad no solo de
las acciones sino también de los actores en las instituciones.
Las tipificaciones de las acciones habitualizadas que constituyen
las instituciones, siempre se comparten, son accesibles a todos
los integrantes de un determinado grupo social, y la institución
misma tipifica tanto a los actores individuales como a las
acciones individuales. La institución establece que las acciones
del tipo X sean realizadas por actores del tipo X. Por ejemplo,
la instituciór. de la ley establece que las cabezas se corten de
maneras específicas en circunstancias específicas, y que las
corten tipos específicos de individuos (por ejemplo, verdugos, o
miembros de una casta impura, o vírgenes de una edad
determinada, o los que hayan sido designados por un oráculo).
Asimismo, las instituciones implican historicidad y
contro',, Las tipificaciones recíprocas de acciones se construyen
en el curso de una historia compartida: no pueden crearse en un
instante. Las instituciones siempre tienen una historia., de la
cual son productos. Es imposible comprender adecuadamente qué es
una institución, si no se comprende el proceso histórico en que
se produjo. Las instituciones por el hecho mismo de existir,
también controlan el comportamiento humano estableciendo pautas
definidas de antemano que lo canalizan en una dirección
determinada, en oposición a las muchas otras que podrían darse
teóricamente. Importa destacar que este carácter controlador es
inherente a la institucionalización en cuanto tal, previo o
aislado de cualquier mecanismo de sanción establecido
específicamente para sostén de una institución. Estos mecanismos
(cuya suma constituye lo que en general se denomina sistema de
control social) existen, por supuesto, en muchas
instituciones....
21 Nos damos cuenta de que este concepto de institución es más

amplio que el que prevalece en la sociología contemporánea.
Pensamos que este concepto más amplio resulta útil para un
análisis comprensivo de los procesos sociales básicos. Sobre
control social, cf. Friedrich Tenbruck, "Soziale Kontrolle", en
Staatslexikon der Goerres-Gesellschaft (1962) y Heinrich Popitz,
"Soziale Normcn", en European Journal of Sociology.

76..

,-
y en todos los conglomerados de instituciones que llamamos
sociedades. Su eficacia controladora, no obstante, es de índole
secundaria o suplementaria. Como volveremos a ver más adelante,
el control social primordial ya se da de por sí en la vida de la
institución en cuanto tal. Decir que un sector de actividad
humana se ha institucionalizado ya es decir que ha sido sometido
al control social. Solamente se requieren mecanismos de control
adicionales cuando los procesos de institucionalización no llegan
a cumplirse cabalmente. Así, por ejemplo, la ley puede disponer
que a cualquiera que viole el tabú del incesto se le corte la
cabeza, disposición que puede ser necesaria por haberse producido
casos de individuos que no respetaron el tabú. No es probable
que esta sanción tenga que invocarse constantemente (a menos que
la institución esbozada por el tabú del incesto esté a su vez en
proceso de desintegración, un caso especial que no necesitamos
profundizar aquí). Por lo tanto, casi es un absurdo decir que la
sexualidad humana se controla socialmente decapitando a ciertos
individuos; más bien, la sexualidad humana se controla
socialmente por su institucionalización en el curso de la
historia particular de que se trate. Puede agregarse, por
supuesto, que el tabú del incesto en sí mismo no es más que el
aspecto negativo de un conjunto de tipificaciones, que deslindan
en primer lugar el comportamiento sexual incestuoso del que no lo
es.
En la experiencia concreta las instituciones se manifiestan
generalmente en colectividades que abarcan grandes cantidades de
gente. Empero, tiene importancia teórica acentuar que el proceso
institucionalizador de tipificación recíproca se realizaría aun
cuando dos individuos empezaran a interactuar de nuevo. La
institucionalización es algo incipiente en toda situación social
que se continúe en el tiempo. Supongamos que dos personas
provenientes de mundos sociales completamente distintos empezaran
a interactuar. Al decir Ccpersonas" presuponemos que los
dos individuos tienen ya formados sus yo, lo que solo podría
haber ocurrido, por supuesto, en un proceso social. De esta
manera estamos descartando por el momento el caso de Adán y Eva,
o el de los dos niños en "estado salvaje" que se encuentran en el
claro de una selva primitiva. Pero supongamos que los dos
individuos llegan a su lugar de reunión desde mundos sociales que
se han producido históricamente por segregación

77..

el uno del otro, y que por lo tanto la interacción se produce en
una situación que no ha sido definida institucio nalmente para
ninguno de los participantes. Resulta posible imaginar que un
Viernes * se une a nuestro constructor de canoas en su isla
desierta, y que el primero es un papúa y el se-undo 1,in
norteamericano. Sin embargo, en ese caso es prob able que el
norteamericano haya leído o por lo menos oído hablar de la
historia de Robi'nson Crusoe, lo que en cierta medida significa
pre-definir la situación, al menos para él. Llamemos pues a
estas dos personas sencillamente A B.
Cuando A y B interactúen, como quiera que lo hagan, se producirán
tipificaciones con suma rapidez. A observará actuar a B.
Atribuirá motivos a los actos de B y, viendo que se repiten,,
tipificará los motivos como recurrentes. Mientras B siga
actuando, A pronto estará en condiciones de decirse: "Ajá, ya
vuelve a empezar". Al mismo tiempo, A podrá suponer que B está
haciendo lo mismo con respecto a é l. Desde un
principio, tanto A como B supondrán esta reciprocidad en la
tipificación. En el curso de su interacción, estas
tipificaciones se expresarán en pautas específicas de
coml)ortamiento; o sea, que A y B empezarán a desempeñar
"roles" vis-á-vis uno del otro, lo que ocurrirá aun cuanclo cada
uno si-a ejecutando actos diferentes de los
del otro. La posibilidad de asumir el "rol" del otro surgiría
con respecto a las mismas acciones realizadas por ambos. Vale
decir que A se apropiará interiormente de los "roles" reiterados
de B y los tomará como modelo para el desempeño de los suyos
propios. Por ejemplo, el "rol" de B en la actividad de preparar
alimentos no solo está tipificado en cuanto tal por A, sino que
también interviene como elemento constitutivo de su propio "rol"
en la misma actividad. De esa manera, surgirá una colección de
acciones tipificadas recíprocamente, que cada uno habitualizará
en papeles o "roles", algunos de los cuales se desempeñarán
separadamente y otros en común 22. Si bien esta tipificación....
* Alusión al servidor indígena de Robinson Crusor en la
famosa novela de Defoe. (N. del T.)
22 La frase "asumir el «rol» del otro" s(- ha tomado de
Mead. Usamos aquí el paradigma de socialización de Mead y lo
aplicamos a los problemas más vastos de la institucionalización.
La argumentación combina rasgos claves de los enfoques tanto de
Mead como de Gchlen.

78..

recíproca todavía no llega a ser una institucionalización (puesto
que al haber solo dos individuos no hay posibilidad de una
tipología de los actuantes), es evidente que la
institucionalización ya está presente in nucleo.
En este punto es posible preuntarse qué ventaja reporta dicho
proceso a los dos individuos. Lo más importante es que cada uno
estará en condiciones de prever las acciones del otro. De manera
concomitante, la interacción de ambos lleuará a ser previsible.
La frase "Ya vuelve a empezar" se convertirá en "Ya volvemos a
empezar", lo que aliviará a los dos individuos de gran parte de
tensión; ahorrará tiempo y esfuerzos, no solo en cualquiera de
las tareas externas a que podrían dedicarse juntos o
separadamente, sino tambiéi en lo que respecta a sus
respectivas economías psicológicas. La vida que llevan juntos se
define ahora por una esfera de rutinas establecidas cada vez más
amplia. Muchas acciones se hacen posibles a un nivel bajo de
atención. Cada acción que realiza uno de ellos ya no constituye
una fuente de asombro y peligro en potencia para el otro. En
cambio, mucho de lo que ocurre asume el carácter trivial de lo
que, para ambos, será la vida cotidiana. Esto significa que los
dos indivicluos están construyendo un trasfondo en el sentido ya
mencionado, que les servirá para estabilizar sus acciones
separarlas y su interacción. La construcción de este trasfondo
de rutina posibilita a su vez la división del trabajo entre
ambos, abriendo una vía a las innovaciones, que exigen un nivel
de atención más elevado. La división del trabajo y las
innovaciones llevarán a nuevas habituaciones, arnpliando más el
trasfondo común a ambos individuos. En otras palabras, estará en
vía de construcción un mundo social que contendrá en su
interior las raíces de un orden institucional en expansión.
Generalmente todas las acciones que se repiten una o más veces
tienden a habitualizarse en cierto grado, así como todas las
-acciones observadas por otro entrañan necesariamente cierta
tipificación por parte de éste. Sin embargo, para que se
produzca la clase de tipificación recíproca que acabamos de
describir. debe existir una situación social continua en la que
las acciones habitualizadas de dos o más individuos se
entrelacen. ¿Qué acciones tenderán a esta tipificación recíproca?
En general, aquellas acciones que incumben tanto a A

79..

como a B dentro de su situación común. Las zonas que de esta
manera probablemente resulten relevantes variarán, por supuesto,
en las diferentes situaciones. Algunas serán las que A y B
encaren en términos de sus biografías previas; otras tal vez sean
resultado de las circunstancias naturales, pre-sociales, de la
situación. En todos los casos tendrá que habitualizarse el
proceso de comunicación entre A y B. El trabajo, la sexualidad y
la territorialidad son otros focos probables de tipificación y
habituación. En estas diversas zonas, la situación de A y B
resulta un paradigma de la institucionalización que se produce en
las sociedades más grandes.
Llevemos nuestro paradigma un paso más adelante e imaginemos
que A y B tienen hijos. A esta altura la situación cambia
cualitativamente. La aparición de un tercero cambia el carácter
de la continua interacción social entre A y B, y cambiará aun más
a medida que se agreguen más individuos". El mundo
institucional, que existía in statu nascendi en la situación
original de A y B, ahora se transmite a otros. En este proceso
la institucionalización se perfecciona. Las habituaciones y
tipificaciones emprendidas en la vida común de A y B, formaciones
que hasta este momento aún conservaban la cualidad de
concepciones ad hoc de dos indik-iduos, se convierten ahora en
instituciones históricas. Al adquirir historicidad, estas
formaciones adquieren también otra cualidad crucial, o, más
exactamente, perfeccionan una cualidad que existía en germen
desde que A y B instalaron la tipificación recíproca de su
comportamiento': la objetividad. Esto significa que las
instituciones que ahora han cristalizado (por ejemplo.. la
paternidad, tal como se presenta a los hijos) se experimentan
como existentes por


i,
enciiiia Y más allá de los individuos a qtiienes "acaece"
encarnarías en ese momento. En otras palabras, las instituciones
se experimentan ahora como si poseyeran una realidad propia, que
se presenta al individuo como un hecho externo y,
coercitivo.....

23 El análisis de Simmel respecto de la expansión de la
díada a
la tríada -s importante con relación a este punto. La
argumentación
siguiente combina las concepciones de Simmel y Durkheim sobre la
objetividad de la realidad social.
24 En términos de Durkheim, esto significa que, con la expansión
de la díada en tríada Y más allá, las formaciones originales se
80..

En tanto las instituciones latentes se construyen y
subsisten solo en la interacción de A y B, su objetividad se
mantiene tenue, fácilmente cambiable, casi caprichosa, aun cuando
alcancen cierto grado de objetividad por el mero hecho de su
formación. Dicho de otra manera, el trasfondo de rutina de la
actividad de A y B sigue siendo más o menos
accesible a la intervención deliberada de los dos. aunque las
rutinas, una vez establecidas, comportan una tendencia a
persistir, siempre existe en la conciencia la posibilidad de
cambiarlas o abolirlas. A y B son los únicos responsables de
haber construido este mundo: también ellos siguen siendo
capaces de cambiarlo o abolirlo. Más aún: puesto qtie ellos son
qiiienes han plasmado ese mundo en el curso de una biografía
compartida que pueden recordar, el mundo así plasmado les resulta
transparente; comprenden el mundo que ellos mismos han
construido. Pero todo est.o se altera en el proceso de
transmisión a la nueva generación. La objetividad del mundo
institucional "se espesa" y "se endurece", no solo para los
hijos. sino (por efecto reflejo) también para los padres. El "Ya
volvemos a empezar" se transforma en "Así se hacen estas cosas".
Un mundo visto de ese modo logra firmeza en la conciencia; se
vuelve real de una manera aun más masiva y ya no puede cambiarse
tan fácilmente. Para los hijos, especialmente en la primera fase
de su socialización, se convierte en el mundo; para los padres.,
pierde su carácter caprichoso y se vuelve "serio". Para los
hijos, el mundo que les han transmitido sus padres no resulta
transparente del todo; puesto qiie no participaron en su
formación, se les aparece como una realidad dada que,. al i@ual
que la naturaleza, es opaca al menos en algunas partes.
Una vez llegados a este punto ya es posible hablar, en
cierta manera, de un mundo social en el sentido de una realidad
anil@lia y dada que enfrenta al indivicluo de modo análogo a la
realidad del mundo natural. Solamente así, COmO mundo
objetivo, pueden las formaciones sociales transmitirse a la nueva
generación. En las primeras fases de

socialización el niño es totalmente incapaz de distinguir entre
la objetividad de los fenómenos naturales y la de las

%,ucl%-t-n "hechos sociales" genuinos, o sea que alcanzan
choséité (coscidad).


81..
7
formaciones sociales". Si consideramos el factor más i mportante
de socialización, el lenguaje, vemos que para el niño aparece
como inherente a la naturaleza de las cosas y no puede captar la
noción de su convencionalismo. Una cosa es como se la llama, y
no podría llamársela de otra manera. Todas las instituciones
aparecen en la misma forma, como dadas, inalterables y evidentes
por sí mismas. Aunque en nuestro ejemplo empíricamente
improbable de los padres que hubiesen construido un mundo
institucional de novo, la objetividad de ese mundo aumentará para
ellos por la socialización de sus hijos, ya que la objetividad
experimentada por los hijos volvería a reflejarse sobre su propia
experiencia de este mundo. Empíricamente, por supuesto, el mundo
institucional transmitido por la mayoría de los padres ya posee
el carácter de realidad histórica y objetiva. El proceso de
transmisión no hace más que fortalecer el sentido de la realidad
de los padres, aunque más no sea porque -expresado toscamente- si
digo: "Así se hacen estas cosas", muy a menudo yo mismo me
convenzo de ello 26.

Un mundo institucional, pues, se experimenta como realidad
objetiva, tiene una historia que antecede al nacimiento del
individuo y no es accesible a su memoria biográfica. Ya existía
antes de que él naciera, y existirá después de su muerte. Esta
historia de por sí, como tradición de las instituciones
existentes, tiene un carácter de objetividad. La biografía del
individuo se aprehende como un episodio ubicado dentro de la
historia objetiva de la sociedad. Las instituciones, en cuanto
facticidades históricas y objetivas, se enfrentan al individuo
como hechos innegables. Las instituciones están ahí, fuera de
él, persistentes en su realidad, quiéralo o no: no puede hacerlas
desaparecer a voluntad. Resisten a todo intento de cambio o
evasión; ejercen sobre él un poder de coacción, tanto de por sí,
por la fuerza pura de su facticidad, como por medio de los
mecanismos de control habitualmente anexos a las más importantes.
La realidad objetiva de las instituciones no disminuye si el....
25 El concepto del "realismo" infantil de Jean Piaget puede
servir de comparación en este lugar.

26 Para un análisis de este proceso en la fam1ilia
contemporánea, cf. Peter L. Berger y Hansfried Kellner, "Marriage
and the Construction of Reality", en Diógenes, 46 (1964), pp. 1 y
sigs.

82..

individuo no comprende el propósito o el modo de operar de
aquéllas. Por experiencia, grandes sectores del mundo social
pueden resultarle incomprensibles, quizá oprimentes en su
opacidad, pero siempre reales. Dado que las instituciones
existen como realidad externa, el individuo no puede
comprenderlas por introspección: debe "salir" a conocerlas, así
como debe aprender a conocer la naturaleza. Esto sigue siendo
válido, aunque el mundo social, como realidad de producción
humana, sea potencialmente comprensible como no puede serlo el
mundo natural 27.

Tiene importancia retener que la objetividad del mundo
nsfitucional, por masiva que pueda parecerle al individuo es una
objetividad de producción y construcción humanas. El proceso por
el que los productos externalizados de la actividad humana
alcanzan el carácter de objetividad se llama objetivación. El
mundo institucional es actividad humana objetivada, así como lo
es cada institución de por sí. En otras palabras, a pesar de la
objetividad que caracteriza al mundo social en la experiencia
humana, no por eso adquiere un status ontológico separado de la
actividad humana que la produjo. Más adelante nos ocuparemos de
la paradoja que consiste en que el hombre sea capaz de producir
un mundo que luego ha de experimentarse como algo distinto de un
producto humano. Por el momento es importante destacar que la
relación entre el hombre, productor, y el mundo social, su
producto, es y sigue siendo dialéctica. Vale decir, que el
hombre (no aislado, por supuesto, sino en sus colectividades) y
su mundo social interactúan. El producto vuelve a actuar sobre
el productor. La externalización y la objetivación son momentos
de un proceso dialéctico continuo. El tercer momento de este
proceso, que es la internalización (por la que el mundo social
objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia durante la
socialización) lo trataremos en detalle más adelante....

27 La descripción precedente sigue de cerca el análisis de
la realidad social de Durkheim, pero no contradice la concepción
de Weber sobre el carácter significativo de la sociedad. Dado
que la realidad social siempre se origina en acciones humanas
significativas, sigue teniendo significado aun
cuandopresulteopaca @ara @l individuo en un momento dado. El
original uede r @construirse, justamente por medío de lo que
Weber llamó Verstehen.

28 El término "objetivación" se deriva del Versachlichung
hegeliano/marxista.

83..
Con todo, ya es posible advertir la relación fundamental de estos
tres momentos dialécticos de la realidad social. Cada uno de
ellos corresponde a una caracterización esencial del mundo
social. La sociedad es un producto humano. La sociedad es una
realidad objetiva. El hombre es un producto social. Tal vez ya
sea también evidente que un análisis del mundo social que omita
cualquiera de esos tres momentos resultará distorsionado 29.
Podría agregarse que solo con la transmisión del mundo social a
una nueva generación (o sea, la internalización según se efectúa
en la socialización) aparece verdaderamente la dialéctica social
fundamentalmente en su totalidad. Repetimos, solo al aparecer
una nueva generación puede hablarse con propiedad de un mundo
social.
También al llegar a este punto el mundo institucional requiere
legitimación, o sea, modos con que poder explicarse y
justificarse. Esto no es porque parezca menos real. Como ya hemos
visto, la realidad del mundo social aquiere mayor masividad en el
curso de su transmisión. Empero, es histórica y la nueva
generación la recibe como tradición más que como recuerdo
biográfico. En nuestro ejemplo paradigmático, A y B, creadores
originales del mundo social, pueden siempre reconstruir las
circunstancias en las que se estableció su mundo y cualquiera de
las partes de éste. Vale decir, que pueden alcanzar el
significado de una institución ejerciendo su
capacidad de rememoración. Los hijos de A y B se hallan en una
situación completamente distinta. El conocimiento que tienen de
la historia institucional es "de oídas"; el significado
original de la institución les resulta inaccesible por la
memoria. Por lo +santo, se vuelve necesario explicarles dicho
significado mediante diversas fórmulas de legitimación, que
deberán ser coherentes y amplias en términos del orden
institucional, si pretenden llevar la convicción a las nuevas
generaciones.

29 La sociología norteamericana contemporánea tiende hacia
la omisión del primer momento. Su perspectiva de la sociedad
tiende, pues, a ser lo que Marx llamó reificación
(Verdinglichung), es decir, una distorsión no dialéctica de la
realidad -social que obscurece el carácter de esta última como
producción humana continua, considerándola en cambio, en
categorías cosificadas, apropiadas sólo para el lundo de la
naturaleza. El hecho de que la deshumanización implícita en esto
sea mitigada por valores que derivan de la tradición global de la
sociedad, constituye, es de presumir, una suerte moralmente, pero
no tiene atingencia teórica.

84..

Podría decirse que a todos los niños debe contárseles la misma
historia. Se sigue que el orden institucional en expansión
elabora una cubierta correlativa de legitimaciones, extendiendo
sobre ella una capa protectora de interpretación tanto
cognoscitiva como normativa. Estas legitimaciones son aprendidas
por las nuevas generaciones durante el mismo proceso que las
socializa dentro del orden institucional. Más adelante
volveremos sobre este punto con más detalle.
Con la historización y objetivación de las instituciones
también surge la necesidad de desarrollar mecanismos específicos
de controles sociales. Una vez que las instituciones han llegado
a ser realidades divorciadas de su relevancia originaria en los
problemas sociales concretos de los cuales surgieron, hay
probabilidades de que se desvíen de los cursos de acción
"Pro-ramados" institucionalmente. Dicho en forma más sencilla,
es más probable que uno se desvíe de programas fijados por otros,
que de los que uno mismo ha contribuido a establecer. La nueva
generación plantea un problema de acatamiento y su socialización,
dentro del orden institucional, requiere que se establezcan
sanciones. Las instituciones invocan y deben invocar autoridad
sobre el individuo, con independencia de los significados
subjetivos que aquél pueda atribuir a cualquier situación
particular. Debe mantenerse constantemente la prioridad de las
definiciones institucionales de situaciones, por sobre los
intentos individuales de nuevas definiciones. Hay que enseñar a
los niños a "comportarse" y, después, obligarlos a "andar
derecho". Y, por supuesto, lo mismo hay que hacer con los
adultos. Cuanto más se institucionaliza el comportamiento, más
previsible y, por ende ', más controlado se vuelve. Si la
socialización dentro de las instituciones se logra eficazmente,
pueden aplicarse medidas coercitivas con parquedad y
selectivamente. Las más de las veces el comportamiento se
encauzará "espontáneamente" a través de los canales fijados por
las instituciones. Cuanto más se dé por establecido el
comportamiento en el plano del significado, tanto más se
reducirán las alternativas posibles a los "programa@'
ins'titucionales, y tanto más previsible y controlado será el
comportamiento.

En principio, la institucionalización puede producirse en
cualquier zona de comportamiento de relevancia colectiva. De
hecho los conjuntos de procesos de institucionalización

85..

se producen concurrentemente. No existe razón a priori para
suponer que estos procesos tiendan a una necesaria


cohesión" funcional, y mucho menos a una sistemática
coherencia lógica. Volviendo una vez más a nuestro ejemplo
paradigmático y alterando levemente la situación ficticia,
supongamos esta vez, no una familia en formación de padres e
hijos, sino un inquietante triángulo formado por un hombre A, una
mujer bisexual B y una lesbiana C. No es necesario insistir en
que las relevancias sexuales de estos tres individuos no
coincidirán. La relevancia mutua A-B no será compartida por C.
Las habituaciones engendradas como resaltado de la relevancia A-B
no tienen por qué relacionarse con las engendradas por las
relevancias mutuas B-C y C-A. Después de todo, no hay razón para
que dos procesos de habituación erótica, uno
heterosexual y el otro lesbiano, no puedan producirse
paralelamente sin integración funcional entre sí, o en una
tercera habituación basada en un interés compartido; por ejemplo,
el cultivo de flores (o cualquier otra iniciativa que pudiera
atañer con'

juntamente a un varón heterosexual y una lesbiana, activos).
En otras palabras, pueden producirse tres procesos de habituación
o institucionalización incipiente, sin que se integren funcional
o lógicamente como fenómenos sociales. Igual razonamiento cabe
en el caso de que A, B y C se planteen como colectividades más
qtie como individuos, sin tener en cuenta el contenido que
podrían tener sus relevancias mutuas. Asimismo la integración
funcional o lógica

1
no puede suponerse a priori cuando los procesos de habituación o
de institucionalización se limitan a los mismos individuos o
colectividades, más que a los casos aislados de nuestro ejemplo.
Sin embargo, queda en pie el hecho empírico de que las
instituciones tienden verdaderamente a la "cohesión". Si este
fenómeno no ha de tomarse por establecido, es preciso explicarlo.
¿Cómo hacer? En primer lugar, podemos argumentar que algunas
relevancias serán comunes a todos los integrantes de una
colectividad. Por otra parte, muchas áreas de comportamiento
serán relevantes solo para ciertos tipos. Esto entraña una
diferenciación incipiente, al menos para la manera en que a estos
tipos se les asigna cierto significado relativamente estable.
hecho que puede basarse en diferencias pre-sociales, como el
sexo, por ejemplo, o en diferencias

86..

producidas en el curso de la
interacción social, como las que
engendra la divi

sión del trabajo. Por ejemplo, solamente pueden
incumbir los ritos de fertilidad a las mujeres y solo

los cazadores pueden dedicarse a pintar en las cavernas@ o solo
los ancianos pueden practicar el rito para impetrar lluvias Y
solo los fabricantes de armas Pueden
dormir con sus primas por parte de
madre. En términos
de su funcionalidad externa, estas diversas áreas de
comportamiento no tienen porqué integrarse en un solo sistema
coherente; pueden seguir coexistiendo sobre la base de
realizaciones separadas. Pero si bien las realizaciones pueden
separarse, los significados tienden por lo menos a un mínimo de
cohesión.
Cuando el individuo reflexiona sobre los momentos sucesivos de su
experiencia, tiende a encajar sus significados dentro de una
estructura biográfica coherente. Esta tendencia va en aumento a
medida que el individuo comparte sus significados y su
integración biográfica con
otros. Es posible que esta tendencia a integrar significados
responda a una necesidad sicológica (o sea, que tal vez en la
constitución psicofisiológica del hombre exista una "necesidad"
implícita de cohesión). Como quiera que sea, nuestra
argumentación no

descansa en esas suposiciones antropológicas, sino más bien en el
análisis de la reciprocidad significativa en procesos de
institucionalización. Se sigue que es preciso tener gran cuidado
al formular

cualquier afirmación sobre la "lógica" de las instituciones.
La lógica no reside en las instituciones y sus funcionalidades
externas, sino en la manera como éstas sontratadas cuando
se reflexiona sobre ellas. Dicho de otro modo, la conciencia
reflexiva superpone la lógica al orden
institucional 30.
El lenguaje proporciona la superposición fundamental de la lógica
al mundo social objetivado. Sobre el lenguaje se construyeel
edificio de la legitimación, utilizándolo como
instrumento principal.
La lógica que así se atribuye al orden institucional es parte del
acopio de conocimiento social,mente disponibley que, como tal,
se da por establecido. Dado que el individuo bien socializado
sabe" que su mundo....

30 Aquí es atinente, el análisis d(-, la "lógica" de las
instituciones hecho por Pare'to. Friedri(@h Tenbruck, op. cit.,
anota una observación similar a la nuestra. él también insiste
en que la "tendencia hacia la consistencia" radica en el carácter
significativo de la

acción humana. 87..
social es un conjunto coherente, se verá obligado a explicar su
buen o su mal funcionamiento en términos de dicho "conocimiento".
En consecuencia, le resulta muy fácil al observador de toda
sociedad presumir que sus instituciones funcionan y se integran
verdaderamente según "se supone".
Las instituciones, pues, se integran de facto. Pero su
integración no es un imperativo funcional para los procesos
sociales que las producen, sino que más bien se efectúa por
derivación. Los individuos realizan acciones institucionalizadas
aisladas dentro del contexto de su biografía. Esta biografía es
un todo meditado en el que las acciones discontinuas se piensan,
no como hechos aislados sino como partes conexas de un universo
subjetivamente significativo cuyos significados no son
específicos para el individuo, sino que están articulados y se
comparten socialmente. Solo por la vía de este rodeo de los
universos de significado socialmente compartidos lle,amos a la
necesidad de una integración institucional.
Lo que antecede tiene inferencias de gran alcance para
cualquier análisis de los fenómenos sociales. Si la integración
de un orden institucional puede entenderse solo en términos del
"conocimiento" que sus miembros tienen de él, síguese, de ello
que el análisis de dicho "conocimiento" será esencial para el
análisis del orden ;nstitucional en cuestión. Importa destacar
que esto no entraña una preocupación exclusiva (y tampoco
principal) acerca de complejos sistemas teóricos que sirvan para
legitimar el orden institucional. Las teorías también deben
tenerse en cuenta, por supuesto; pero el conocimiento teórico es
solo una parte pequeiía, y en modo al-uno la más importante, de
lo que una sociedad toma por conocimiento. En determinados
momentos de una historia institucional surgen legitimaciones
teóricamente artificiosas. El conocimiento primario con respecto
al orden institucional se sitúa en el plano pre-teórico: es la
suma total de lo que "todos saben" sobre un mundo social, un
conjunto de máximas. moralejas, granitos de sabiduría proverbial,
valores y creencias, mitos, etc., cuya integración teórica exige
de por....

31 Aquí, por supuesto, radica la falla fundamental de toda
sociología orientada hacia el funcionalismo. Para una excelente
crítica de este punto, cf. el debate de la sociedad Bororo en
Claude Lévi-Strauss, Tristes tropiques (Nueva York, Athencum,
1964), pp. 183 y sigs.

88..

sí una gran fortaleza intelectual, como lo atestigua la extensa
nómina de heroicos integradores desde Homero hasta los más,
recientes constructores de sistemas sociológicos. A nivel
pre-teórico, sin embargo, toda institución posee un cuerpo de
conoc'iniento de receta transmitido, o sea, un conocímiento que
provee las reglas de comportamiento institucionalmente apropiadas
Esta clase de conocimiento constituye la dinámica motivadora
del comportamiento institucionalizado, define las áreas
institucionalizadas del comportamiento y designa todas las
situaciones que en ellas caben. Define y construye los
roles" que han de desempeñarse en el contexto de las
instituciones mencionadas e, ipso facto, controla y prevé todos
eso-, comportamientos. Dado que dicho conocimiento se objetiva
socialmente como tal, o sea, como un cuerpo de verdades válidas
en -eneral acerca de la realidad, cualquier desviación radical
que se aparte del orden institucional aparece como una desviación
de la realidad, y puede llamársela depravación moral, enfermedad
mental, o ignorancia a secas. Si bien estas distinciones sutiles
gravitarán, como es obvio, en el tratamiento del desviado,
comparten todas un status cognoscitivo inferior dentro del mundo
social particular, que de esta manera se convierte en el mundo
tozif court. Lo que en la sociedad se da por establecido como
conocimiento, llega a ser simultáneo con lo cognoscible, o en
todo caso proporciona la armazón dentro de la cual todo lo que
aún no se conoce llegará a conocerse en el futuro. este es el
conocimiento que se aprende en el curso de la socialización y que
mediatiza la internalización dentro de la conciencia individual
de las estructuras objetivadas del mundo social. En este
sentido, el conocimiento se halla en el corazón de la dialéctica
fundamental de la sociedad: "programa" los canales en los que la
externalización produce un mundo objetivo; objetiviza este mundo
a través del lenguaje Y del aparato cognoscitivo basado en el
lenguaje, vale decir, lo ordena en objetos que han de
aprehenderse como realidad 33. Se internaliza de nuevo como
verdad objetivamente válida en el curso de la socialización. El
conocimiento.... 32 La expresión "conocimiento de receta" se ha
tomado de Schutz.
33 El término "objetivización" deriva del
Vergegenstándlichung

hegeliano.

89..
relativo a la sociedad es pues una realización en el doble
sentido de la palabra: como aprehensión de la realidad social
objetiva y como producción conjunta de esta realidad.
Por ejemplo, en el curso de la división del trabajo se forma
un cuerpo de conocimiento referido a la actividad particular de
que se trata. En su base lingüística, este conocimiento ya es
indispensable para la "programación" institucional de esas
actividades económicas. Existirá, por ejemplo, un vocabulario
para designar las diversas maneras de cazar, las armas que se
emplean, los animales que se pueden cazar, y demás. llabrá
también una serie de recetas que aprender si se quiere cazar
correctamente. Este conocimiento sirve como fuerza canalizadora
y controladora de por sí, ingrediente indispensable de la
institucionalización de esta área de conducta. Como la
institución de la caza se cristaliza y persiste en el tiempo, ese
mismo cuerpo de conocimiento sirve como descripción objetiva (y
dicho sea de paso, verificable empíricamente) de aquélla.
Mediante este conocimiento se objetiva todo un sector del mundo
social. Habrá una "ciencia" objetiva de la caza que corresponde
a la realidad objetiva de la economía cinegética. No necesitamos
detallar que "verificación empírica" y "ciencia" no se
entienden aquí en el sentido de cánones científicos modernos,
sino más bien en el de conocimientos confirmados por la
experiencia y que en lo sucesivo pueden organizarse
sistemáticamente como cuerpo de conocimiento.
A su vez este mismo cuerpo de conocimiento se transmite a la
generación inmediata, se aprende como verdad objetiva en el curso
de la socialización y de ese modo se internaliza como realidad
subjetiva. A su vez esta realidad puede formar al individuo.
Producirá un tipo específico de persona, llamado el cazador, cuya
identidad y biografía como tal tienen significado solamente en un
Fin, universo constituido por el ya mencionado cuerpo de
conocimiento como un todo (digamos, en una sociedad de
cazadores), o parcialmente (digamos, en nuestra propia sociedad,
en la que los cazadores se reúnen en un subuniverso propio). En
otras palabras, no puede existir ninguna parte de la
institucionalización, de la caza sin el conocimiento particular
producido socialmente y objetivado con referencia a esta
actividad. Cazar y ser cazador implica existir en un mundo
social definido y controlado por dicho cuerpo de conocimiento.
90..

Mutatis mutandis, lo mismo es aplicable a cualquier área de
comportamiento institucionalizado.

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